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En un mundo marcado por la rápida evolución y la constante adaptación, uno de los cambios más notables en el ámbito laboral ha sido la creciente popularidad del trabajo remoto y flexible. La pandemia del COVID-19, que estalló a nivel mundial, forzó a las empresas a adoptar rápidamente esta modalidad de trabajo para garantizar la continuidad de sus operaciones. A medida que el mundo se recupera de la crisis sanitaria, surge una pregunta fundamental: ¿El trabajo remoto llegó para quedarse?
El valor del trabajo remoto en la compensación
El trabajo remoto ha demostrado ser una ventaja significativa tanto para los empleadores como para los empleados. Para muchos colaboradores, la posibilidad de trabajar desde casa ha proporcionado una mayor flexibilidad en sus vidas. Han experimentado la reducción de costos asociados con el desplazamiento diario, como gastos de transporte, cuidado de niños y estacionamiento, así como ahorros de tiempo y la eliminación del estrés relacionado con el viaje. Esto se traduce en una propuesta de valor que los empleadores pueden destacar en lugar de una simple compensación monetaria.
Sin embargo, es importante mencionar que el trabajo remoto también conlleva ciertos gastos adicionales para los colaboradores, como la compra de suministros y equipos de trabajo para el hogar, así como costos adicionales en servicios públicos e insumos. Esta dualidad de ventajas y desventajas subraya la necesidad de una compensación total que reconozca estos aspectos.
El debate sobre el regreso a la oficina
Por otro lado, algunos líderes de grandes empresas han estado impulsando el regreso de sus colaboradores a las oficinas. Ofrecen incentivos adicionales, mejoran los espacios de trabajo y promueven una modalidad de trabajo híbrido que combina días virtuales y presenciales. Argumentan que la presencialidad fortalece el arraigo, el compromiso con la empresa, y la creación de cultura y convivencia organizacional, ya que les proporciona un mayor control sobre el tiempo de los colaboradores durante la jornada laboral.
No obstante, la cantidad de días de trabajo desde casa que ofrecen las empresas se ha convertido en un factor determinante en la toma de decisiones de los colaboradores a la hora de considerar un nuevo empleo o cambiar de empleador. La rotación por renuncias en la fuerza laboral ha aumentado en muchos países de Centroamérica y República Dominicana, lo que sugiere que los colaboradores están buscando oportunidades que les brinden un mayor equilibrio entre trabajo y vida personal.
El dilema del tiempo en el modelo laboral
El corazón de esta paradoja radica en el concepto del tiempo en el modelo laboral. Por un lado, los líderes defienden la necesidad de la presencialidad para tener un mayor control sobre el tiempo de los colaboradores. Por otro lado, los colaboradores, que han tomado el control de su tiempo gracias a la virtualidad durante la pandemia, no están dispuestos a renunciar a esta libertad.
La encuesta de Esperanzas y Miedos de la Fuerza Laboral, de Inter américas en Costa Rica, Panamá y República Dominicana, nos dice que el 77% de los colaboradores consideran que su trabajo es gratificante. Sin embargo, esta satisfacción no necesariamente se traduce en lealtad hacia sus empleadores, ya que el 33% de los encuestados está considerando cambiar de empleador en los próximos 12 meses. Esta percepción se alinea con el hecho de que un 74% de los encuestados afirma que es importante que su trabajo sea flexible, resaltando la necesidad de que las organizaciones continúen adaptándose y mejorando sus políticas de trabajo remoto para mantener una fuerza laboral satisfecha y comprometida.
Adaptación a las necesidades individuales
En resumen, las empresas deben comprender y adaptarse a las necesidades individuales de sus colaboradores en lo que respecta al tiempo. La propuesta de valor de la empresa debe reconocer que cada empleado tiene una relación única con su tiempo y que, para atraer y retener a su personal, debe adaptarse a estas necesidades.
En la búsqueda de esta adaptación a las necesidades de los colaboradores, un acercamiento holístico de la experiencia del colaborador fortalece la cultura y la reputación al tiempo que construye confianza tanto en tiempos buenos como en condiciones retadoras.
Las empresas no deben pasar por alto el bienestar total dentro de su propuesta de valor. La compensación debe incluir el bienestar físico, emocional, mental, social, profesional y financiero, lo que desbloquea la experiencia de los colaboradores y contribuye al bienestar organizacional en general.
El equilibrio entre el tiempo, la compensación y el bienestar total se convierte en un desafío y una oportunidad que las organizaciones deben abrazar en esta nueva normalidad laboral.